CARLOS ANDRADE
Portugal, 1968
“Es una reflexión sobre mi relación con el mármol en mi práctica artística, la forma en que se apropió de mi cuerpo, de mi mente, y me transformó, mutiló y aprisionó. Con el paso de los años, mi piel se confunde con su epidermis, creando una nueva frontera tan efímera como la mía. La piedra se representa a sí misma y se confunde en su fragilidad con la condición humana. Con el tiempo la epidermis cristaliza en la mía, y se atrinchera creando nuevos límites y fronteras difíciles de traspasar”.
Carlos Andrade