ROBERTO MOLLÁ

España, 1966

GABINETE DE DIBUJOS

Roberto Mollá plantea siempre en sus dibujos una cierta tensión. Ya sea por el uso de técnicas diferentes en un mismo soporte, por el contraste entre las formas o por citas conjuntas a hitos visuales muy disímiles tanto del arte más minoritario como de la cultura de masas.

Estos combates entre elementos tan lejanos en el tiempo, en el espacio, y en lo relativo tanto a la cultura como al estilo, siempre se plantean con un cromatismo muy restringido pero sabiamente dosificado y sobre un fondo de papel milimetrado; ese papel que se usaba antes de que llegaran los paralex y los ordenadores con reglas, guías y cuadrículas virtuales, y cuya trama de líneas horizontales y verticales es de gran ayuda cuando se recurre a la estrategia del dibujo automático, realizado sin planes previos ni bocetos preliminares. Un fondo que en lugar de dar un tono técnico y frío al dibujo, le aporta una connotación nostálgica, retro, y la calidez de la textura amarillenta de una época en la que el dibujo manual era el único posible.